Crisis emocionales en los niños: comprender mejor para acompañar mejor

Las crisis emocionales forman parte del desarrollo normal de los niños. Comprendiendo mejor sus orígenes y adoptando una actitud amable pero firme, puedes ayudar a tu hijo a aprender a manejar sus emociones… y darle una base sólida para convertirse en un adulto seguro y feliz.

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grayscale photography of woman carrying girl
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Las crisis emocionales forman parte del desarrollo normal de los niños… aunque a veces puedan desestabilizar a los padres. Detrás de estas reacciones intensas suelen esconderse necesidades o emociones que aún no saben expresar.

¿Cómo entender mejor estas crisis para responder con cariño, sin aceptar todo? Y, sobre todo, ¿cómo ayudar a tu hijo a aprender poco a poco a gestionar sus emociones por sí mismo?

Descubre aquí algunas claves para acompañar estos momentos delicados en el día a día.

1. ¿De dónde vienen las crisis emocionales?

Las crisis a menudo se ven como caprichos… Sin embargo, son principalmente una dificultad para gestionar emociones nuevas e intensas. Aquí tienes tres teorías para comprenderlas mejor:

  • Las etapas sensibles (Maria Montessori)
    Maria Montessori identificó períodos clave en el desarrollo durante los cuales el niño siente una necesidad intensa de adquirir ciertas habilidades. Entre 0 y 6 años, el niño atraviesa, por ejemplo, la etapa sensible del orden y la del lenguaje. Cuando su necesidad de autonomía u orden se ve frustrada, aún no sabe expresar su frustración de otra manera que no sea con gritos o llantos.

  • El cerebro aún inmaduro
    Según la teoría del cerebro triúnico (Paul MacLean), el cerebro emocional de los niños pequeños domina su comportamiento. Sus "tormentas emocionales" se deben a que la parte racional del cerebro (corteza prefrontal) no está suficientemente desarrollada para regular sus reacciones.

  • Necesidades fundamentales insatisfechas
    Hambre, cansancio, necesidad de atención o seguridad… Cuando una necesidad básica no se satisface, el niño puede explotar sin aviso. Isabelle Filliozat, especialista en crianza positiva, insiste en la importancia de ver la crisis no como una provocación, sino como un llamado de ayuda.

2. ¿Cómo ayudar al niño a superar una crisis?

La clave es adoptar una actitud empática y contener. Aquí algunas ideas concretas:

  • Acoger la emoción
    Decir, por ejemplo: «Veo que estás muy enfadado», le muestra que tiene derecho a sentir emociones. Esto le ayuda a sentirse comprendido y apoyado.

  • Mantener la calma
    No es fácil, ¡pero es esencial! Si el adulto se enfada, la crisis empeora. Tu calma es un punto de referencia.

Se ha demostrado que susurrar puede ser útil para que el niño responda positivamente, porque le aporta un entorno seguro.

  • Proponer un abrazo o un tiempo para calmarse
    Dependiendo del niño, puede necesitar un abrazo, un contacto tranquilizador o, por el contrario, un momento de aislamiento. Toca sentir qué es lo que le conviene.

  • Poner palabras sencillas a lo que ocurre
    «Estás frustrado porque querías ese juguete y te he dicho que no.» Las palabras ayudan al niño a entender lo que siente y a manejar mejor sus emociones poco a poco. También le permiten aprender a expresar su frustración con palabras.

¿Por qué evitar el castigo?
El castigo humilla, enfrenta al niño y no le ayuda a comprender sus emociones. También puede romper la relación de confianza.

¿Qué alternativas existen?
Un “tiempo de pausa” acompañado, un regreso a la calma juntos y un diálogo después de la crisis para explicar lo ocurrido y por qué ciertos comportamientos no son aceptables.

Ayudar hoy para que aprenda a manejarse mañana
Acompañar a tu hijo en sus desbordamientos emocionales no significa gestionar sus emociones por él toda la vida. Cuanto más le ayudes a entender lo que siente, más capaz será de enfrentarse solo a sus emociones con confianza y autonomía.

3. Acompañar no significa aceptar todo: la importancia de los límites

Acompañar las emociones no es ceder a todo. Los límites son esenciales para tranquilizar al niño y ayudarle a crecer.

  • Los límites estructuran
    Un niño sin marco se siente perdido. Para Montessori, la libertad solo existe dentro de un marco claro, con reglas que favorecen la convivencia.

  • Decir no con cariño
    Decir no no significa gritar o castigar. Es explicar con calma, de forma coherente y constante. Un “no” dicho con suavidad pero firmeza da seguridad al niño. Necesita entender dónde están los límites para crecer con referencias claras.

  • Lo que aprende con los límites
    Manejo de la frustración, respeto a los demás, paciencia… herramientas esenciales para crecer bien.

Conclusión


Las crisis emocionales son una etapa normal del desarrollo. Entendiéndolas mejor, podrás ayudar a tu hijo a crecer, nombrar lo que siente, respetar las reglas diarias y convertirse en un adulto autónomo capaz de gestionar sus emociones. Acompañar las emociones poniendo límites claros es ofrecer un marco seguro y la confianza para un pleno desarrollo.