Errores comunes que hay que evitar al enseñar idiomas a los niños
Aprender una lengua extranjera es un regalo precioso para los niños, pero es fácil cometer ciertos errores que pueden obstaculizar su progreso. En este artículo, identificamos los errores más comunes que hay que evitar y te damos consejos prácticos para crear un entorno de aprendizaje estimulante y eficaz.
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1. Falta de regularidad
No integrar el aprendizaje en la rutina diaria:
Los niños tienen que comprender el valor de aprender una lengua extranjera, y para ello necesitan divertirse, pero también practicar con frecuencia, utilizando gestos cotidianos. Al ver que las palabras de la lengua extranjera que están aprendiendo son relevantes para su vida cotidiana, para hacerse entender y conseguir lo que quieren, memorizan el vocabulario más fácilmente.
Esperar un progreso rápido sin una práctica regular:
No se puede progresar de la noche a la mañana. Aunque los niños tienen una gran capacidad para aprender lenguas extranjeras, necesitan tiempo para asociar las palabras al contexto en el que se utilizan y, así, memorizarlas. Añadiendo solo unos minutos al día a la vida cotidiana, además de lecciones divertidas (como las que ofrecemos en Kidioma, por ejemplo), los niños pueden memorizar vocabulario y familiarizarse con los sonidos y la lógica de la lengua extranjera que están aprendiendo.
2. Demasiada presión
Presionar demasiado a los niños para que aprendan rápido:
Para aprender y recordar palabras en francés o inglés (en una lengua que no es la materna), los niños necesitan divertirse y que les resulte interesante. Si sienten que esta actividad implica demasiada presión para ellos, no disfrutarán aprendiendo y pueden frustrarse o incluso tener malos recuerdos de ella. En Kidioma, queremos que los niños se diviertan descubriendo una lengua extranjera. Por supuesto, aprenderán vocabulario, pero sobre todo queremos que se sientan seguros a la hora de expresarse oralmente en otro idioma, que conozcan sus sonidos y su lógica gramatical mientras se divierten.
Hacer del aprendizaje una obligación en lugar de una actividad divertida:
Los niños tienen que querer ir a sus clases de inglés o francés, ¡y no hay nada mejor que unos talleres divertidos! A través del juego, los niños pueden desarrollar sus habilidades lingüísticas sin darse cuenta. Si se divierten, retendrán la información y querrán volver. Si no, no querrán ir y, sobre todo, no lo recordarán con cariño.
3. Ausencia de inmersión
No exponga al niño a la lengua meta en contextos diferentes:
Como ya hemos dicho, para aprender un idioma, hay que interesarse por él. Por este motivo, puede ser muy interesante introducir vocabulario variado en diferentes contextos. Por ejemplo, leyendo a sus hijos libros adaptados a la estación del año (libros sobre Papá Noel, libros sobre las vacaciones de verano, etc.). En Kidioma, por ejemplo, proponemos diferentes temas cada mes, lo que permite a los niños descubrir un vocabulario variado que puede utilizarse en diferentes contextos (medios de transporte, deportes, emociones, etc.).
Limitar el aprendizaje a los cursos formales:
Es una buena idea añadir un poco de práctica de lenguas extranjeras a la vida cotidiana. Durante unos minutos al día, los niños pueden repetir las palabras que han visto en clase en un contexto familiar o amistoso, lo que les ayuda a memorizarlas.
4. Uso de métodos inadecuados
No adaptar los métodos de aprendizaje a la edad y los intereses del niño:
Una actividad demasiado fácil o demasiado simple, juegos que no varían, tiempos de aprendizaje demasiado largos: los niños corren el riesgo de aburrirse o de no entender. Si esto ocurre, no verán el sentido de aprender otra lengua y no querrán seguir las lecciones. En Kidioma, basamos nuestra metodología en la pedagogía Montessori. De hecho, los tutores participan en un proceso de co-construcción con los niños. Durante el taller, se adaptan a la dinámica del día (si los niños están cansados o emocionados, por ejemplo) para asegurarse de que se lo pasan bien. Los tutores también comentan cualquier dificultad que hayan encontrado con los materiales didácticos o la propia metodología, para poder adaptarlos.
5. Falta de estímulo
No felicitar a los niños por sus progresos, ni siquiera a los más pequeños:
Los niños necesitan aprobación, sobre todo de los adultos de los que aprenden. Esto aumenta su confianza en sí mismos y su motivación. En Kidioma, filmamos la última sesión de cada tema (una vez al mes) para que los niños puedan mostrar el resultado a sus padres y ser felicitados y sentirse orgullosos de sí mismos.
Comparar al niño con los demás, creando un sentimiento negativo de competencia:
La competición puede ser interesante en algunos casos. Por otro lado, cuando se pone a los niños frente a frente como parte del aprendizaje de idiomas, puede crear negatividad y una pérdida de confianza en los niños que no alcanzan el nivel deseado (dependiendo de la comparación). Por el contrario, es muy importante utilizar una pedagogía positiva en el aprendizaje de lenguas extranjeras: permitir que los niños aprendan a su propio ritmo, según sus propias capacidades e intereses. De este modo, los niños están más dispuestos a compartir con los demás y a sacar el máximo partido de sus diferencias.
6. Ignorar la importancia de la comunicación oral
Concentrarse únicamente en la lectura y la escritura, descuidando la expresión oral:
Una de las piedras angulares de la metodología Kidioma es la participación oral. Hoy en día, muchos adultos son capaces de entender y leer en otro idioma, pero se encuentran perdidos a la hora de hablar. Para evitar esta situación, es importante que los niños sean capaces de expresarse desde una edad temprana y desdramatizar el hecho de hablar lenguas extranjeras. También es importante no detenerse ante cada pequeño error. Repitiendo correctamente la frase del niño, aprenderá automáticamente la pronunciación correcta sin juzgarlo. Al practicar lenguas extranjeras oralmente, los niños ganan confianza en sí mismos y tienen menos dificultades para reproducir los sonidos y, por tanto, los acentos.
7. Falta de variedad de recursos
Utiliza siempre los mismos tipos de soportes (libros, vídeos, etc.):
Como ya se ha explicado, es importante mantener el interés de los niños. Para ello, hay que variar las actividades durante el periodo de aprendizaje. Actividades tranquilas (lectura, etc.), actividades musicales (canciones, coreografías, etc.), juegos de mesa u otros juegos (con fichas), actividades manuales y deportes. Garantizamos la variedad durante los talleres Kidioma, en los que los niños realizan una media de 4 actividades diferentes durante cada sesión.
8. No implicarse personalmente
No participar activamente en las actividades lingüísticas con el niño:
Es evidente que los niños se interesan por un adulto cuando éste juega con ellos. Los niños disfrutan mucho más de una actividad cuando el adulto participa en ella. Como aprenden y desarrollan sus capacidades cognitivas a partir de los adultos (imitándoles), les resulta mucho más fácil aprender una lengua extranjera cuando hay adultos implicados. Esto también ayuda a reforzar los lazos familiares, además de animar y felicitar a los niños mientras realizan la actividad.
No dar ejemplo utilizando la lengua meta en casa:
No dar ejemplo utilizando la lengua meta en casa priva al niño de modelos lingüísticos esenciales y de contextos reales en los que practicar (la vida cotidiana en particular). Utilizar la lengua meta con regularidad demuestra su utilidad y anima a los niños a adoptarla de forma natural en su vida cotidiana. De este modo, los niños memorizan un vocabulario que les permitirá comunicarse con sus padres en una lengua que ellos mismos utilizan.
Estos puntos pueden ayudar a los padres a evitar errores comunes y a crear un entorno más favorable y motivador para el aprendizaje de idiomas de sus hijos. Para saber más sobre nuestros talleres, descubra los talleres Kidioma o ¡póngate en contacto con nosotros directamente!
Si te interesa saber cómo enseñar francés o inglés a tus peques utilizando el método Montessori, te invitamos a leer nuestro artículo sobre el tema.
¿Cuáles son los buenos hábitos que hay que adoptar si se quiere enseñar a los niños lenguas extranjeras?
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