Montessori y concentración: bloques de trabajo para ayudar a los niños a memorizar eficazmente
¿Cómo definir el concepto de polarización de la atención según Maria Montessori? La concentración mediante el trabajo individual repetido es primordial y central en la pedagogía Montessori. Te contamos más en este artículo.
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¿Sabes cómo Maria Montessori descubrió la concentración en los niños y por qué este estado es tan valioso para el aprendizaje?
En 1907, al abrir su primera escuela experimental, la Casa de los Niños, Montessori observó que algunos niños se sumergían completamente en una actividad cuando ésta respondía a sus necesidades intrínsecas y períodos sensibles. Ella llamó a este fenómeno la polarización de la atención. En este estado, comparable a un trance, el niño desarrolla y memoriza habilidades fundamentales mientras permanece sereno, confiado y socialmente comprometido.
Las investigaciones neurocientíficas modernas confirman que esta atención sostenida activa los circuitos cerebrales relacionados con la memoria y la consolidación del aprendizaje. En este artículo, exploramos cómo favorecer esta concentración, en teoría y en práctica, en los niños, en los talleres Kidioma y en casa.
La concentración: entre la observación Montessori y las neurociencias
¿Sabes cómo Maria Montessori descubrió el fenómeno de concentración en los niños?
Cuando abrió su primera escuela experimental en 1907, la Casa de los Niños, adaptó el material y el mobiliario al tamaño y necesidades de los niños. Lo que observó rápidamente fue fascinante: cuando un niño realiza una actividad que lo nutre intensamente —es decir, una actividad correspondiente a sus períodos sensibles— entra en un estado de concentración profunda, casi como un trance.
Este estado permite al niño desarrollar y memorizar aprendizajes fundamentales para su futuro. Se vuelve sereno, confiado, socialmente comprometido y libre en sus emociones. Montessori llamó a este fenómeno la polarización de la atención, y las neurociencias contemporáneas confirman que esta concentración sostenida activa los circuitos cerebrales relacionados con la memoria, la planificación y la consolidación del aprendizaje.
La concentración puede durar de 2:30 a 3 horas. Durante este período, el niño repite naturalmente la actividad hasta integrarla completamente.
Cómo alcanzar la concentración
Maria Montessori identificó tres condiciones indispensables:
1. Libertad de movimiento
Contrario a una idea recibida (ver nuestro artículo sobre ideas erróneas de Montessori), esta libertad no es anárquica. El niño puede moverse por la clase cuando lo desee, pero siempre en silencio y caminando, para no perturbar el trabajo de los demás. El movimiento es esencial: permite al niño sumergirse completamente en su actividad y movilizar sus recursos físicos y cognitivos.
2. Elección libre en la actividad
El niño elige entre las actividades propuestas por el adulto y puede decidir en qué orden realizarlas. Esto fomenta su autonomía y concentración.
En Kidioma, este principio se adapta para desarrollar la expresión oral: los niños participan en todas las actividades, pero eligen el orden, lo que los hace más comprometidos y proactivos. El adulto juega un papel crucial preparando actividades adaptadas al nivel y necesidades de cada niño, respetando así sus períodos sensibles.
3. Repetición voluntaria
El niño debe poder repetir una misma actividad varias veces sin interrupción. La repetición es el motor de la concentración y permite fijar el aprendizaje de manera duradera. La actividad debe interesar profundamente al niño para que permanezca comprometido durante varias horas si es necesario.
Aplicación en el aprendizaje de idiomas en Kidioma
En Kidioma, nos inspiramos en estos principios:
Los talleres se organizan alrededor de mini-bloques temáticos (animales, colores, alimentos) para que los niños practiquen varias veces el mismo vocabulario y las estructuras lingüísticas.
Los niños pueden elegir el orden de las actividades, lo que favorece la concentración y la autonomía, mientras se estimula su expresión oral.
La repetición voluntaria es esencial: canciones, juegos de rol y actividades manipulativas se reproducen tantas veces como el niño desee, reforzando la memorización multimodal (sonido, gesto, visual).
Consejos para los padres: apoyar la concentración en el día a día
Los padres también pueden ayudar a los niños a entrar en este estado de concentración en la vida cotidiana:
Un niño de 1–2 años que se quita y se pone los zapatos varias veces desarrolla motricidad fina y autonomía: déjalo hacerlo.
Para actividades como cortar, verter o clasificar, ofrece material adaptado a la edad y tamaño para que el niño repita de manera segura.
Las tareas cotidianas pueden convertirse en rituales de concentración: recoger juguetes, poner la mesa, apilar bloques o clasificar ropa/alimentos.
Deja que el niño repita la actividad sin interrumpirlo, aunque tome varios minutos u horas: consolida habilidades y aprende a gestionar su atención.
Lo esencial es respetar los períodos sensibles, observar y crear un entorno seguro donde el niño pueda experimentar y repetir libremente. La concentración se convierte así en un motor natural del aprendizaje, y cada gesto repetido, cada palabra repetida, contribuye al desarrollo global del niño.
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